Las grandes olas y los fuertes vientos han arrastrado estos días muchas cosas hacia la costa que normalmente no se ven. Incluso algunas pesadas conchas de bivalvos, como la de un ostrón que pudimos encontrar ayer en La Puntilla en la playa actualmente pedregosa.
Dado que nuestras aguas son bastante pobres en nutrientes, es muy raro encontrar conchas, sobre todo los mejillones, que son casi una rareza. Así, el ostrón (Spondylus senegalensis), la vieira (Bractechlamys corallinoides) y el pequeno bivalvo Lima hians son los reyes entre nuestros hallazgos.
Probablemente, el mar fue profundamente revuelto por las enormes olas del pasado lunes y también del miércoles, de modo que incluso los fondos arenosos, que normalmente tienen una existencia tranquila a mayor profundidad, se vieron afectados.
Los caracoles sí se ven más a menudo, después de todo prosperan en grandes cantidades en nuestras costas rocosas poco profundas. Allí la mayoría se alimenta de algas, que raspan de las rocas.
Además, estaban las Vellellas y las calaveras portuguesas, que son más frecuentes en estas condiciones meteorológicas. Ambas forman colonias de polipos, que navegan en la superficie del agua. No tienen nada que hacer en la costa y se mueren allí. Sin embargo, no hay que tocar las claveras, ya que los tentáculos pican mucho mientras sigan mojados.
Un triste hallazgo, en cambio, fue un pequeño pájaro loro, al que la tormenta había liberado de su jaula, o que había sido traído por el viento desde África.
Playa del Inglés fue particularmente golpeada por el viento. Las lluvias probablemente arrastraron mucha materia orgánica al mar y los sedimentos removidos contribuyeron a que la playa volviera a aparecer bañada en espuma.
